En febrero de 2024, una tormenta invernal masiva azotó el noreste de Estados Unidos, dejando a millones de personas sin electricidad y causando un caos generalizado en el transporte. Con nevadas que superaron los 60 centímetros en algunas áreas y ráfagas de viento de hasta 80 km/h, la tormenta, apodada “Blizzard 2024”, se convirtió en uno de los eventos más severos de la temporada invernal.
Las ciudades de Nueva York, Boston y Filadelfia fueron las más afectadas, con cierres masivos de carreteras, aeropuertos y sistemas de transporte público. Los servicios de emergencia trabajaron sin descanso para rescatar a personas atrapadas en sus vehículos y proporcionar refugio a los más vulnerables. A pesar de los esfuerzos, se reportaron varias muertes debido al frío extremo y accidentes relacionados con la tormenta.
La economía de la región también sufrió un golpe significativo, con negocios y escuelas cerrados durante varios días. Las autoridades han advertido sobre la posibilidad de más tormentas similares en el futuro, subrayando la necesidad de estar preparados para eventos climáticos extremos.