En enero de 2020, la región de Arequipa en Perú fue severamente afectada por un deslizamiento de tierra devastador, dejando al menos 40 muertos y casi 2,000 familias damnificadas. El desastre se produjo en la provincia de Camaná, particularmente afectando localidades como Miski, Secocha, Urasqui, y San Martín, donde las intensas lluvias reblandecieron los cerros, provocando el deslave conocido localmente como huaico.
Impacto del Deslizamiento
El saldo trágico incluyó además 20 heridos y dos desaparecidos, con aproximadamente 12,000 personas damnificadas. Los huaicos arrasaron con viviendas, infraestructura y explotaciones mineras, lo que complicó aún más las labores de rescate y recuperación. En particular, el distrito de Nicolás Valcárcel sufrió graves daños, con 310 viviendas afectadas, de las cuales 10 fueron completamente destruidas.
Respuesta y Declaratoria de Emergencia
Las autoridades locales, encabezadas por el gobernador regional Rohel Sánchez, solicitaron la declaración de emergencia para facilitar la ayuda humanitaria y los recursos necesarios. La respuesta incluyó el despliegue de helicópteros para evacuaciones y el envío de maquinaria pesada para remover los escombros. El gobierno central coordinó esfuerzos para atender las necesidades inmediatas de las comunidades afectadas, que incluyeron alimentos, agua potable y asistencia médica.