En julio de 2024, el huracán Patricia, uno de los ciclones más poderosos en la historia reciente de México, azotó la costa del Pacífico, causando estragos en los estados de Jalisco, Colima y Michoacán. Con vientos sostenidos que alcanzaron los 280 km/h, Patricia tocó tierra como un huracán de categoría 5, dejando a su paso destrucción masiva y una emergencia humanitaria en la región.
La infraestructura de varias comunidades costeras fue gravemente dañada, con miles de viviendas destruidas y redes eléctricas colapsadas. Las autoridades declararon estado de emergencia y se movilizaron rápidamente para rescatar a las personas atrapadas y brindar ayuda a los damnificados. A pesar de las evacuaciones preventivas, se reportaron varias víctimas mortales y cientos de heridos.
La respuesta humanitaria ha sido robusta, con la ayuda de las fuerzas armadas y organizaciones internacionales que se han unido para asistir en las tareas de rescate y reconstrucción. Sin embargo, el impacto económico y social del huracán Patricia será sentido durante mucho tiempo en las zonas afectadas.
Este evento climático extremo subraya la vulnerabilidad de las regiones costeras de México ante los fenómenos meteorológicos cada vez más intensos, probablemente exacerbados por el cambio climático.